martes, 20 de enero de 2009

ANEXO

DE LA PROPIEDAD Y VIRTUD ADMIRABLE DE LA PIEDRA IMÁN PARA NAVEGAR Y LOS ANTIGUOS NO LO CONOCIERON.

A la piedra imán se debe a la navegación de las Indias tan cierta y tan breve, que el día de hoy vemos muchos hombres que han hecho viajes de Lisboa a Goa, y de Sevilla a México y a Panamá y de este otro mar del Sur, hasta China y el Estrecho de Magallanes; y esto con tanta facilidad como se va el labrador de su aldea a la villa. Ya hemos visto hombres que han hecho quince viajes y aún dieciocho a las Indias; de otros que hemos oído que pasan de veinte veces las que han ido y vuelto, pasando ese mar Océano en el cual cierto no hallan a quien preguntar el camino. Porque como dice el Sabio “la nao el agua y sus ondas”. Mas con la fuerza de la piedra imán se abre descubierto por todo el grande Océano, por haberle el Altísimo Creador comunicado tal virtud, que de solo tocarla el hierro, queda con el mira y movimiento norte, sin desfallecer en alguna parte del mundo. Disputen otros e inquieran la causa de esta maravilla, y afirmen cuanto quisieren no sé que simpatía; a mi mas gusto me da mirando la grandezas, alabar aquel poder y provincia del Sumo Hacedor y gozarme de considerar sus obras maravillosas. Aquí cierto viene bien decir con Salomón a Dios: “Oh Padres, cuya providencia gobierna a un palo, dando en el muy cierto camino por el mar y senda muy segura entre las fieras ondas, mostrando justamente que me pudieras librar de todo, aunque fuese yendo sin nao por la mar. Pero porque tus obras no carezcan de sabiduría, por esto confían los hombres sus vidas de un pequeño madero y atravesando la mar se han escapado en un barco”. También aquello del Salmista viene aquí bien: “los que bajan a la mar en naos haciendo sus faciones en las muchas aguas, esos son los que han visto las obras del señor y sus maravillas en lo profundo”. Que cierto no es de las menores maravillas de Dios que la fuerza de una pedrezuela tan pequeña, mande en el mar y obligue al abismo inmenso a obedecer y estar a su orden. Esto porque cada día acontece y es cosa tan fácil, ni se maravillan los hombres de ello ni aún se les acuerda de pensarlo, y por ser la franqueza tanta, por eso los inconsiderados la tiene en menos.
Mas a lo que miran, oblígales la razón a bendecir la sabiduría de Dios y dalle gracias por tan grande beneficio y merced. Siendo determinación del cielo que descubriesen las naciones de Indias, que tanto tiempo estuvieron encubiertas, habiéndose de frecuentar esta carrera para que tantas almas viniesen en conocimiento de Jesucristo y alcanzasen su eterna salud, proveyóse también del cielo de quia segura para los que andan en el camino y fue la guía de la aguja de marear y la virtud de la piedra imán. Desde que tiempo haya sido descubierta y usado este artificio de navegar, no se puede saber con certidumbre. Autores nobles escriben en la historia de la India Occidental que el primero que por el mar lo descubrió fue Vasco de Gamma, topo en el paradaje de Mozambique con cierto marineros moros que usaban el aguja de marear y mediante ella navegaron en aquellos mares. Sin embargo esto traía ciertas desventajas ya que hay ciertos puntos y climas donde puntualmente mira al norte y se fija en él, en el pasado allí ladea un poco o al oriente o poniente, y tanto más cuanto se va más apartando de aquel clima. Esto es lo que aquellos marinero llamaban nordestear y noruestear. El nordestear es ladearse inclinado a levante; noruestear, inclinado al poniente.(1)
(1) Joshep de Acosta, Historia Natural y moral de India, Fondo de Cultura Economica, pp.49, 51

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